jueves, 9 de julio de 2015

MESÍAS Y ABUSO DE PODER


Tengo espinitas clavadas en nombre del feminismo. No me refiero a logros que no he conseguido (a las metas que todas nos ponemos cuando empezamos con esto, como la aceptación de nuestro cuerpo o deshacernos de los celos, por ejemplo) sino a actitudes de compañeras que se justifican detrás de un hipotético ideal feminista. Deberíamos formar parte de un movimiento en donde imperase la sororidad y el apoyo mutuo y no es precisamente lo que veo en mi día a día.

Refiriéndome a la sororidad: he visto a mujeres muy seguras afirmado que no creen en lo que predica la sororidad, que no todas las mujeres son sus compañeras. No lo decían por no querer incluir en la categoría de mujeres a las trans o a las lesbianas masculinas (solo son un par de ejemplos de todas las personas que suelen ser discriminadas en esta lucha), sino porque una mujer les puede herir y traicionar tanto como un hombre. Me parece la posición fácilmente posmoderna para no tener que implicarse en un empoderamiento colectivo: el solo hecho de unirnos y formar alianzas ya es una lucha contra la división y el enfrentamiento que el patriarcado nos ha querido, desde siempre, imponer.

He visto personas imponiendo un inclusivo determinado como el único válido, y no hablo de hacer acuerdos sobre su empleo para los comunicados públicos que redactan los colectivos. Tu falta de comprensión de la interrelación entre el plano simbólico y el real queda delatada al seguir usando el masculino como genérico; además de que esto es absolutamente básico: si lo usas es que estás empezando ahora a leer sobre feminismo, ¡permíteme que te ilustre con mi poder mesiánico ilimitado y todopoderoso! Por el contrario, si usas el femenino como inclusivo y además permites que los hombres hablen con un “nosotras” les estás dando carta blanca en la apropiación del uso y la marcación de nuestro propio género. Y ya si usas la E o la X te estás olvidando de que uno de los pilares básicos de la lengua debería ser la capacidad para comunicarnos, es decir, hablar y entendernos: hablar o escribir con una de estas dos letras solo causa rechazo entre el resto de gente. Sarcasmo aparte, por supuesto que yo uso alguno de estos razonamientos también.

He visto una ilimitada fuente de prepotencia y superioridad moral en discusiones sobre poliamor, amor libre, anarquía relacional, relaciones abiertas o cualquier relación por el estilo. A mujeres acorralando a otras mientras discutían, obligándoles a reconocer que la única vía de liberación es un determinado tipo de relación. Lo siento, cariño, si no te dedicas a la anarquía relacional sigues estando dominada por tus inseguridades, al ser todavía dependiente de tu pareja no terminas de ser autosuficiente, eres una esclava del heteropatriarcado y una ilusa por pensar que contribuías en algo al feminismo: estás haciendo todo mal, cobarde. Esta arrogancia de quien te obliga a reconocer(le) tus miedos, tus celos, tus problemas, tus inseguridades, es la misma que usan los maltratadores con sus parejas para hacerles sentir anuladas y como si no valieran nada.

He visto a mujeres acosando a otras compañeras por disonancias de opiniones. Muchas más veces de las que querría. Acoso organizado de mujeres a mujeres por twitter, por Facebook, por Tumblr, acoso por whatsapp y mediante llamadas. La misma organización entre amigas para hacer frente a algún cretino agresor se da de unas compañeras a otras. ¿De verdad creéis que poner contra las cuerdas a otras mujeres beneficia al feminismo en algo?

He visto la soberbia de no querer considerar como compañeras a mujeres que no comparten la misma corriente de feminismo, a mujeres que se identifican con el de la diferencia o con el feminismo de clase discriminadas por ello, veo cómo se las trata como menores de edad al estilo kantiano: tontas, cobardes y cómodas ellas, que no se atreven a adentrarse en la deconstrucción total del género. Hasta he leído varias veces que todas las mujeres que tienen algo que aportar al movimiento están dentro del feminismo queer.

He visto la autojustificación egoísta de mujeres al hacer daño a compañeras por su propio beneficio: el individualismo destructor inherente a este sistema contra el que muchas luchamos representado en nombre del poliamor. No tengo por qué preguntarte  primero a ti, mi amiga, si estarías cómoda con que follase con tu pareja: el amor libre es así, chica, si aún eres esclava de tus celos espabila, tu posesión capitalista y tus inseguridades me están oprimiendo. Nos olvidamos maquiavélicamente del buen trato entre mujeres por el beneficio propio: que todavía no vivimos en el edén feminista y los medios siguen siendo importantes.

Por supuesto que esto no son las prácticas corrientes, que estamos rodeadas de compañeras que nos apoyan, que nos ayudan, que salen de fiesta con nosotras, con las que follamos y curramos. Pero veo cómo el acoso, la prepotencia y el egoísmo fomentan la superioridad moral desde la que nos miran por encima de hombro las buenas feministas, ¡ni diosas ni amas!  Kafka ya lo comentó: la mesías llegará cuando ya no sea necesaria.




Esta es la primera vez que nos ha llegado una colaboración desde que decidimos abrir el blog y solo podemos dar las gracias porque estamos segures de que ahora se animará más gente. Cualquier persona nos puede mandar aquello que quiera expresar, sus inquietudes, sus enfados o sus opiniones sobre temas relacionados con el feminismo. 
También os recordamos que las opiniones que se publiquen no tienen porqué corresponderse con la de nuestra asamblea pero que vemos fundamental que podamos tener un espacio en el que expresarnos.



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