domingo, 19 de febrero de 2017

No me llames loca, aunque lo esté

Desde hace un tiempo (que vendría a ser desde que empecé con el feminismo) he ido oyendo y leyendo cosas dentro del movimiento que me dolían. Al principio no sabía por qué, estaba confusa, quizá sólo era mi hipersensibilidad, como siempre. Y bueno, en parte es así, pero hoy puedo ponerle otro nombre: Capacitismo. 

Definimos “capacitismo” como la discriminación hacia las personas con discapacidad física o mental. Bien, algo recurrente en el feminismo es utilizar la empatía como medidor de humanidad. Si tienes baja o nula empatía, no mereces ningún respeto. Esto no funciona así, empezando porque el término “empatía” ni siquiera se utiliza correctamente. No hay un solo tipo de empatía, sino dos:
        -La empatía afectiva provoca la misma emoción que siente la otra persona a modo de “contagio”.
        -La empatía cognitiva implica ser capaz de reconocer cómo se siente la otra persona.

Las personas con baja empatía no son algo abstracto que traer a la discusión cuando nos conviene y barrer bajo la alfombra cuando no. Estas personas existen y su falta de empatía no es algo que hayan elegido. Y aunque así fuera no tendría nada de malo, sino que en la mayoría de los casos es una consecuencia de un trastorno mental (esquizofrenia, trastorno límite de personalidad (TLP), depresión...) o del desarrollo (espectro autista). Y para romper más los esquemas, es posible que una persona tenga tanto niveles altos de empatía como nulos o bajos  dependiendo del momento, por ejemplo, si tiene un trastorno de la personalidad, donde las emociones son una montaña rusa y tu cabeza va de un extremo a otro en cuestión de segundos. Además, muchos de estos trastornos pasan inadvertidos o, mejor dicho, no consiguen ningún diagnóstico. 

Lo sé porque he pasado por esto. Cumplo punto por punto los síntomas del TLP (incluso aquel que dice que tu cabeza te dirá que te estás inventando o fingiendo todo para llamar la atención, es una situación cuanto menos curiosa) y el único tratamiento que recibes es el de loca, incluso por parte de aquellas personas que dicen apoyarte. Entiendo que es difícil, lo entiendo mejor que nadie. Dejaré un fragmento de un libro sobre este trastorno abajo*, pero para hacernos una idea del estereotipo, de la idea que se tiene de nosotres, pondré un ejemplo: la novia celosa de las películas de domingo. Esa que manipula, agrede e incluso llega a matar a quien le lleva la contraria. Sí, el TLP te hace ser impulsiva, te genera grandes inseguridades, pero ni yo ni nadie que padezca este trastorno que yo conozca ha hecho daño a su pareja o a sus amigues. Las relaciones intensas e inestables son características de este trastorno porque nos consideran manipuladores al no saber entender muchos de los saltos y loopings que hacen nuestras emociones, pero no hay nada como intentarlo. Nosotres tenemos que hacerlo cada día, se puede, de verdad. 

En el feminismo se estigmatizan algunos trastornos porque son trastornos que dan miedo y dan miedo porque se nos criminalizan desde siempre. Se nos pone de asesines en serie y abusadores cuando es mucho más probable que seamos víctimas de abusos. Nos dicen que hacemos quedar mal al feminismo con nuestras cosas de locas, nuestros cambios de humor, nuestra apatía, nuestro histrionismo... Y porque acomodarse a todos estos síntomas significa medir las palabras y asumir las consecuencias cuando se mete la pata. Esto es aplicable a todas las personas neurotípicas, claro, pero cuando estas cosas pasan en un entorno feminista duelen más. Después de todo, esos espacios deben ser seguros para todes y sin embargo te están apedreando por no poder controlar esto o aquello. 

Muchas veces, no se considera que las personas con discapacidad puedan estar interesadas en el activismo porque directamente no se les ve como personas. El capacitismo no es sólo el uso de slurs (insultos dedicados a un cierto colectivo oprimido) como “cute but ps*cho”, también incluye no facilitar la accesibilidad al movimiento a todo el mundo y ahí entran las personas que quizá no responden como tú esperas ni entran en tus expectativas. Es un esfuerzo que no debería cuestionarse en el activismo, pues nadie se merece la violencia del sistema. 



Saru, Feminismo Unizar


Las opiniones que se publican no tienen por qué corresponderse con la de nuestra asamblea, pero vemos fundamental que podamos tener un espacio en el que expresarnos. Gracias por querer compartir con nosotras vuestras inquietudes y dar vida con ello a este blog, que tan sólo pretende acercar el feminismo y luchar contra el patriarcado.





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